05 enero 2008

¿Estas ahí?

Para R.



¿Qué está pasando?
No escucho la música.
Antes sonaba una melodía que permanecía sutilmente en el aire...
Pero ya no escucho nada.
¿Será que ya no estás ahí?

Yo veo a la gente bailar, reírse, pasarlo bien pero...
¿Qué música están escuchando ellos?
Yo sólo percibo silencio...
Un silencio demoledor.

¿Qué ocurre?
No te veo.
Tu rostro, tu sonrisa, tu mirada...
todo se está desvaneciendo con la misma sutileza
con la que antes sonaban tus silbidos.

Debe ser que estoy durmiendo.
Un sueño muy largo que me está engañando...
¿Y si no despierto?
Ya no tendré tu presencia ni tu música,
me quedaré con este silencio y esta oscuridad para el resto de mi vida.

Prefiero esperar un poco.
Los sueños no son eternos.
Y seguro que algún día volverás a iluminarme
con tu espíritu.





Aïssa López
Sevilla, 5 de enero de 2008

03 enero 2008

Una cancion para ti

A R.



No puedo...
No puedo vivir sin tu amor...
Tan compleja es la vida cuando te miro a los ojos y, lleno de desesperación, te pido que te vayas de mi vida y, sin poder explicarlo, te ruego que me abandones aun cuando en todos los rincones de mi ser te amo, pero mi espíritu contaminado de pequeñas locuras no es apto para ti y yo, pensando en tu felicidad, te exijo que te apartes de mi lado, mi presencia es un humo envenenado para tus pulmones y mis lágrimas, el ácido corrupto de mi corazón...
No soy digno de tu amor, de tu bondad, porque tan bella alma como la tuya se merece alguien más hermoso a su lado...
Y mientras te pido que te vayas en mi mente sigo pensando
que no puedo...
No puedo vivir sin tu amor...
Porque me has dado todo: la fuerza y el poder, el cariño y la protección que sólo un amante enamorado de verdad puede darle a su amado...
Pero las batallas terribles que se llevan a cabo en el corazón son inexplicables... Son guerras sangrientas donde se cometen grandes injusticias y daños irreparables... Y no siempre tienen un fin justificado pero existen... Las batallas del corazón existen y a veces te destrozan la vida...
...Aunque sepas que no podrás vivir sin su amor.



Aïssa López
Sevilla, 3 de enero de 2008

Shadow of Love

A todos los amantes desenamorados.
A R. (Por todo el daño que te he hecho)



Puedo correr, huir,
pero no puedo ocultarme de esas horas
que me queman como llamaradas
no puedo ocultarme del recuerdo
de todas esas noches y esos dias
que pasamos juntos...

Estoy viviendo mi vida como una huida
Una huida terrible en la que intento ocultarme
de todos esos recuerdos macerados durante años
esperando que un dia despierte de esta pesadilla
y otro príncipe azul me rescate de la ocuridad.

Puedo correr y huir
pero por mucho que intente esconder mis sueños
en los lugares más recónditos,
yo siempre viviré a la sombra de tu amor...

Puedo huir pero no puedo ocultarme de lo que siento,
en otra hora más que me quema por dentro,
como un muñeco de papel hecho añicos...

Te perdí...

Y contigo ha quedado todo: mi vida, mis ilusiones,
mis propósitos y mis sueños de futuro.

Te perdí y sólo me queda de ti
la sombra de tu amor.




Aïssa López
Sevilla, 3 de Enero de 2008

02 agosto 2007

Smog

para Vutuk



No podemos entender por qué a veces divagamos,
pero siempre ocurre lo mismo,
amas a alguien, amas tu guitarra, amas tu perro,
hasta que un dia irrumpe otra corriente
que invierte el flujo de tus visiones,
es un susurro que te dice:
Then you can tell me goodbye,
y todas tus reflexiones, tus teorías y principios,
comienzan a desmoronarse,
y a pesar de que sientes miedo, mucho miedo,
sabes que tienes que dejarte llevar,
entre la niebla y el humo que inundan tu mente,
y decirle a esa otra persona que la amas,
que la quieres con todos tus huesos,
con todo tu cuerpo y todos tus órganos,
que es alguien especial y que te duermes
pensando en ella y te despiertas con su voz en tu memoria,
que guardas el olor de todos sus besos en tu piel,
y el deseo de volverla a ver.

Déjate llevar.

Sólo vas a sentirlo una vez en tu vida.

No lo desaproveches.



Aïssa López
Sevilla, 2 de agosto de 2007

31 julio 2007

Anatomicos002

para J.M.G.



La imagen de unas escaleras largas,
cien peldaños y una barandilla que separa
la vida de la muerte...
resbalas, caes, intentas gritar y ascender
y tus ojos transmiten el dolor que te enmudece;
un rayo de color de rosa te cruza la garganta
y un golpe en el abdomen
te lanza hasta los sótanos de tu memoria...
el tiempo se detiene, te echa un pulso,
te mira fijamente a los ojos desafiándote,
y te dice: no vas a morir ahora.
Todavía no.
Y entonces emerges, tras 9 horas de paseo por el
infierno, donde conducías enloquecido
un vehículo al borde de un acantilado,
mientras peces de colores flotaban superfluos
en la atmósfera enrarecida
frente a una catedral de conchas construida,
y del lado del acompañante,
sólo siluetas y sombras transparentes,
batas blancas y gente corriendo por los pasillos...
Es Anatomicos002, la imagen grabada
en el departamento de anatomía,
un microscopio, una sonrisa carismática,
y el peso de tu mirada:
unos enormes y profundos ojos
capaces de detener el tiempo.
Pero no pudiste luchar...
...o te dejaste ganar.




Aïssa López
Sevilla, 31 de Julio de 2007

27 julio 2007

Cuando despiertas

La vida pasa, pasa, pasa...

Hay un letargo imprescindible en la vida de todos nosotros,
es ese espacio único y personal en el que creemos, durante unos dias,
que nosotros somos el único protagonista de esa historia que se está tejiendo apresuradamente,
en que nos sentimos especiales y parece que el tiempo
se ha detenido para que disfrutemos más de nuestras intensas emociones.
Es como un sueño que dura todas las horas y todos los dias,
es una interrupción de tu modo cotidiano, una pausa.
Pero el tiempo pasa, transcurre, madura...
Y un dia, sin esperarlo, sentimos el golpe en la boca del estómago,
es el fallo del jurado, la declaración de intenciones de la propia vida,
y entonces, como un martillo de acero golpeándote la garganta,
vamos despertando de ese letargo
y con cada latido, descubrimos que lo que era dulce y esencial,
en realidad se torna oscuro y dañino.
Sentimos cómo el martillo machaca nuestras entrañas,
cómo la luz del alba no trae claridad a nuestra mente,
sino simplemente la verdad, una verdad llena de sombras,
de mitos corroidos y figuras efímeras.
Cuando despiertas descubres que nada de lo que sentiste fue real,
y que había belleza y propósitos porque tú te empeñaste en verlos.
Cuando despiertas, sientes la angustia del desengaño y tienes,
por unos segundos, el impulso de asomarte otra vez al borde,
de otear las profundidades de ese abismo que te ha escupido.
Pero ya no queda nada de lo que habías experimentado.
Sólo ves oscuridad, una densa e imperturbable oscuridad
plagada de silencios.
Ese es el letargo del Amor.



Aïssa López
Sevilla, 27 de Julio de 2007

24 abril 2007

La Noche que Acabo

Para R.

Me obligan a decirte que lo nuestro no puede funcionar, porque el amor que siento por ti no es suficiente para mantener el calor durante toda la noche, llena de reflejos, de susurros y pequeños arrebatos, envueltos en las toallas húmedas me muerdes el lóbulo de la oreja derecha y me pides que te quiera mucho, te miro a los ojos y rememoro en el candil de ilusiones que luce como un espectro de recuerdos en tus pupilas la atmosfera de otros momentos, rememoro el silencio roto en un autobús mientras todos duermen y roncan y pasan una pelicula de comedia en los viejos televisores colgados sobre los asientos, y miro atraves de los cristales de las ventanas y veo lo mismo que en el acantilado desbordado de tus ojos: la negritud tendida hasta el infinito, las sombras de mil formas distintas y el dolor egendrándose, y mientras escucho con el chasquido eléctrico de los altavoces deteriorados del autobús los diálogos de esa estúpida comedia romántica, te digo adiós, una lágrima trepa como una hormiga cargada de espinas hasta la cuenca de mis ojos, empuja, embiste y me desarma ante la puñalada de pánico que me produce decirte lo que me obligan a decir, que lo nuestro no puede funcionar, porque el amor que siento por ti no es bastante para mantenerte con vida, amor mio, yaces gélido y destrozado a mi lado, tu cabeza rota, la sangre en el rostro, el autobús se desbocó en la curva, rodó y cayó, amor mío, por ese acantilado lleno de muertes, hasta llevarte lejos de mi... no te olvidaré, no sé cómo decirte adiós, pero no te olvidaré... me obligan a decirte que ya no estaremos nunca más juntos, pero yo no puedo comprenderlo, por qué tiene que ser así... sin embargo miro por las ventanas de cristales rotos y sólo veo oscuridad... no hay ninguna posibilidad y esa lágrima lucha por trotar hasta mis mejillas, qué fria es esta noche que parece no tener fin, amor mio, fría como tus manos, que abarco con las mias en un duelo desesperado por mentenerte con vida, por mantenerte cerca de mi... y a lo lejos, rompiendo el negro abismal del paisaje, unas luces: rojas, verdes... una sirena... la gente azota el autobús, los bomberos lo enderezan y un equipo de médicos te alcanzan, amor mio, te cubren el rostro con una sábana negra y en mis ojos, retenida, la lágrima maldita que intenta romper mi corazón, cuando uno de los médicos me mira compasivo y me dice que no hay nada que hacer, que te has ido, y que por más que yo quiera, no puedo darte más calor... vivir sin tenerte, soñar recordándote y, en el fondo, añorar tus besos y tu voz que me susurra, firme y poderosa, que jamás me dejarás sola... porque me amas.


Aïssa López
Sevilla, 24 de abril de 2007

03 abril 2007

La Trampa de la Araña

El dinero no otorga la felicidad, ni siquiera te aproxima a ella, ni te ayuda a conseguirla. El dinero tan sólo te permite flipar. Con dinero puedes hacer cosas verdaderamente alucinantes. Puedes soñar, y en tus sueños, ir allá donde desees. Y por ello mismo, el dinero, en el trampantojo de su escenificación, te hace creer que existe un mundo por encima de todo lo demás, y te hace volar. Puedes descubrir el gran circo de lentejuelas, admirarlo e influir en él. Con dinero puedes balancear vidas ajenas, y derretir glaciales. Pero todo lo que te ofrece es, como el dinero mismo, material. El dinero no tiene unos pilares profundos, ni arraigados, ni te brinda la oportunidad de ir más allá de la colina verde que se extiende brillante y perfecta ante tus ojos alucinados. Todo lo que el dinero te puede proporcionar, aun en su grandeza, no es intrínseco ni definitivo en tu vida sino banal, temporal, pasajero, un espetáculo de efectos especiales y de hipocresía enterrada.
No, no nos engañemos: el dinero es una araña de patas gruesas y peludas y mandibulas insaciables que te envuele en seda para devorarte.


Aïssa López
Sevilla, 3 de Abril de 2007